
México, el país de las maravillas
Escrito por: Adriana Márquez
Al imaginar -o al evocar- México, lo primero que induce la mente son brillantes e intensos colores, paisajes soñados, y mucho picante, tequila, mezcal y mariachis. Este es un país con carácter. De muchos ritos, ritmos y arte. Tierra sagrada de las antiguas civilizaciones Maya y Azteca. No es para menos; hablamos de un lugar que es un eterno carnaval natural, cultural y arqueológico, que además está ubicado en un punto geográfico clave de la biodiversidad del planeta. Aquí todos celebran la vida, la muerte, y la vida después de la muerte. Un país y fiesta sinfín.
Explorando.
Empezando por la tierra del tequila, Guadalajara; atravesando Tlaquepaque, color; y desplazaándonos al surrealismo de Guanajuato – de largo, nuestro favorito-. Cerrando el oeste mexicano con San Miguel de Allende. Luego CDMX, un stop, y un vuelo hacia Mérida, para empezar el este del país. Siguiendo con la tranquila Valladolid, los cenotes sagrados y el imponente Chichen Itzá. Y cómo no terminar este deleite de viaje en el mar; la paradisiaca Isla Holbox, y Cancún, para retornar a la frenética Ciudad de México. Si este recorrido los seduce, bienvenidos a bordo. A este capítulo lo llamamos:
México, y mil veces, México.
Es muy sencillo hipnotizarse por todo lo que se ve en uno de los 18 países megadiversos de la Tierra. Los pueblos mágicos, su gente y sus incontables celebraciones. Los cenotes y el Mar Caribe -de intenso color turquesa, azul y verde- . Las puestas de sol entre hamacas y columpios para mecerse en pleno Océano Atlántico, donde además -si hay la fortuna de coincidir con el tiempo de luna menguante- se vive la bioluminiscencia, el brillo de varios organismos vivos convirtiendo el agua en una galaxia. Sí, definitivamente hay un sinfín de razones de que México sea el primer país más visitado en América Latina y el sexto a nivel mundial.
Sí, definitivamente hay un sinfín de razones de que México sea el primer país más visitado en América Latina y el sexto a nivel mundial.
Entre Jalisco, Guanajuato, Península de Yucatán, Quintana Roo y Ciudad de México.
Andando.
Guadalajara, la perla tapatía
Primera parada. La tierra del tequila, del mariachi y de las cosas sencillas. Semillero de ferias de la música, el libro y el cine. La segunda ciudad más grande de México, sin llegar a ser caótica. Tiene diez cantinas antiguas por visitar. Cerca de Tequila, donde podrás ver toda la producción de uno de los licores autóctonos e iconos de México. Y lo más hermoso de esta ciudad, está a solo tres horas del mar: Puerto Vallarta. Respiro. Cultura, y sal. Y luego…
Tlaquepaque, tierra de lomas de barro rojo
San Pedro Tlaquepaque es uno de los pueblos mágicos de México. Se encuentra en Jalisco, a pocos kilómetros de Guadalajara. Se puede llegar de distintas formas, en bus, en taxi, en Uber, en bicicleta -aunque tome más tiempo- y siempre lo sentiremos cerca. Pintoresco a más no poder. Referente además de arte: artesanía, cerámica, gastronomía, y más. Pasear por la colonia central, El Parián, el Jardín de Hidalgo, el andador La Independencia, la Plaza de las Artesanías y sus museos. Además los miércoles y viernes, al caer la noche, el recorrido teatralizado en el Centro Cultural ¨El Refugio¨ dan grandes emociones. Imperdible.
Guanajuato, música y mucha fiesta popular
Si hay un lugar que no parece real es Guanajuato. Una especie de laberinto colonial, de calles empedradas y largos túneles. Un viaje sensorial a través de elementos históricos que sorprenden paso a paso. Los mariachis entre ritmos y sus callejoneadas, cantando historias a los visitantes mientras les muestran el centro de la ciudad. El majestuoso Teatro Juarez. Y el Festival Cervantino, uno de los más importantes de Latinoamérica, que durante todo el mes de Octubre transforma a Guanajuato en una fiesta de arte, teatro, música, performance y danza. Todo acontece aquí.
San Miguel de Allende, una fiesta de colores y flores
Esta ciudad vista y admirada en tantas películas que siempre me hipnotizó: debo ir, me dije. Y fui. Qué manera de ser lindo. Lleno de flores, muros coloridos, casas coloniales, bellos restaurantes, mucha vida y como delici los elotes -choclos o mazorcas- más deliciosos y picantes de todo México. Lleno de locales y extranjeros caminando por las calles. Todos conviven. Globos de colores y de formas distintas. Niños corriendo, y atardeceres intensos. Increíbles. Pueblo mágico, sí, pero México es más. Mucho más.
Chichen Itzá, una de las 7 maravillas del mundo
En la Península de Yucatán se encuentra el imponente Chichén Itzá, uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo, como también una se las 7 maravillas del mundo moderno. Es muy sencillo llegar al lugar -no es necesario un tour, aunque quizá por la historia les gustaría ir acompañados por un guía-. Se puede encontrar un transporte colectivo desde el centro de Valladolid por 35 pesos, en bus Ada 37 pesos y en primera clase 100 pesos, los dejará precisamente a la entrada de Chichén Itzá. Después de comprar la entrada podrán recorrer el Castillo Templo de Kukulman, el Templo de los Guerreros de Mil Columnas, el Observatorio y el Cenote Sagrado. Además hay una cafetería y varios puestos de artesanías y souvenirs alrededor. La mejor hora para visitar esta maravilla es temprano en la mañana, antes del medio día que se viene una lluvia de personas. Usualmente los turistas toman un tour al sitio que también les ofrece llevarlos luego a un cenote cercano, sin embargo, es bueno tomar en cuenta que tomar esta opción -que muchos la toman- está lleno de turistas, por lo que aunque no lo hace menos alucinante, no sentirás el paraíso que en realidad es, a diferencia si decides ir a cenotes más alejados o menos turísticos.
Cenotes de Yucatán, las aguas sagradas de los Mayas
Los cenotes, son un espectáculo de la naturaleza que desde la antigüedad son considerados ríos sagrados. Los hay a cielo abierto, subterráneos o en grutas. Esta agua de lluvia almacenada en los suelos que con los años se ha convertido en cuevas de agua dulce uno de los paisajes más alucinantes del mundo. No exagero. Lo son. Sus colores irreales –tonos azules y turquesas que varían por la luz del sol- se iluminan entre lianas, árboles y formaciones rocosas de texturas que parecen derretirse como velas. Y bajo el agua, hay sogas, por si es necesario sostenerse, o por si se juguetea practicando el equilibrio en cuerda floja. También hay muchos peces nadando. Estos lugares se encuentran alrededor la Península de Yucatán y Quintana Roo. No hay cómo salir sin enamorarse de ellos.
Holbox, la isla paraíso
El lugar idílico ni siquiera imaginado, pero sí; soñado. Esa playa de arena blanca, agua cristalina, turquesa y azul profundo, que enloquece a cualquiera y te dispara los sentidos. Gente caminando, moviéndose en bici o en jeeps. No hay ríos de personas, mas bien, aún perdura muchísimo un encanto intacto. Hay hamacas y columpios en el mar, acompañados de atardeceres que parecen pinceladas en matices cálidos plasmados en el cielo donde las personas tranquilas toman una cerveza hasta que baja el anochecer en tonalidades violeta y azul. Todo un maravilloso cierre de telón en el Mar Caribe. Hay épocas del año donde el agua no se ve tan clara por el sargazo, pero este fenómeno de la naturaleza permite ver el plancton luminoso por las noches lo cual es un show de luces que titiritan en el océano. Una locura. Llegar a este sitio requiere un poco más de organización pues los Ferry no salen todo el tiempo, y los buses tampoco. En caso de salir desde Valladolid existen tres horarios de buses: 09h50 primera clase, 11h30 y 17h15 segunda clase. Estos buses los dejarán en Chiquila, donde todos los ferrys hasta Holbox salen cada media hora hasta las 21h30. Los precios de Holbox Express son 157 pesos y Ferry 9 hermanos 150 pesos. Esta isla merece la vida, los pasos y el tiempo. Vayan.
Por esto y más, ¡Viva México!
Y bon appétit con este tesoro y delicia de país.